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Terapéuticas complementarias en psiquiatría (parte III): El uso de probióticos en las Enfermedades del Ánimo

Los probióticos son microorganismos benignos que se incorporan a los alimentos y que sobreviven en el tubo digestivo del consumidor, donde regulan la microbiota intestinal, que son los miles de millones de microbios que normalmente se alojan en el tubo digestivo, alredededor de 100 trillones.

Los probióticos son principalmente bacterias lácticas pertenecientes a los géneros Lactobacillus o Bifidobacterium. La relevancia de ellos, es que participan de la comunicación bidireccional entre el sistema nervioso central, SNC, y el tracto intestinal. Esta interrelación se realiza por medio de conexiones con el nervio vago, con el sistema inmunológico, el sistema neuroendocrino y el eje hipotálamo-pituitario-adrenal HPA ,siendo muy relevante la actividad del microbioma intestinal.

Las bacterias del microbioma mantienen bajo control la proliferación de bacterias patógenas y la impermeabilidad de la barrera intestinal, evitando el ingreso al organismo de sustancias tóxicas y gérmenes peligrosos, además, regulan a distancia la estabilidad de la barrera hematoencefálica, impidiendo la entrada al cerebro de sustancias toxicas.

Los probióticos también mejoran las funciones del microbioma intestinal, y sus distintas cepas poseen actividades antioxidantes, anti-inflamatorias, inmunoestimulantes, antitumorales, analgésicas, antibacterianas y, más recientemente, se descubrieron sus efectos ansiolíticos y antidepresivos.

En otras palabra, poseen el potencial de actuar como agentes psicotrópicos, a través de la fabricación de sustancias neuroquímicas: acetilcolina, ácido gama amino butírico, neuropéptidos estimulantes, triptófano, que es el precursor del neurotransmisor serotonina.

Los estudios en humanos aún son preliminares, pero se ha demostrado que la administración de una formulación que contenga dos probióticos: Lactobacillus helveticus R0052 y B. longum R0175, mejora los síntomas de ansiedad y depresión, así como también la función cognitiva en sujetos sanos adultos.

Se estima que el consumo diario de alrededor de 300 gramos de yogurt con probióticos durante tres semanas, resultaría una prueba de utilidad en pacientes con depresión que además sufren colon irritable y que no consiguen suficiente mejoría con el tratamiento antidepresivo habitual.

Prof. Dr. Pedro Retamal C.
Director Departamento Psiquiatría.
Campus Oriente. Facultad De Medicina.
Universidad De Chile.