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La salud psíquica en Chile

Los esfuerzos para mejorar la salud mental han sido meritorios, entre otros el Plan Nacional de Salud Mental y el plan AUGE-GES. Por otra parte, casi se triplicaron los dispositivos de salud mental en el sector público en los últimos  años y aumentaron los recursos humanos dedicados a salud mental y psiquiatría en el sistema público en más de 50%.

Sin embargo, ¿por qué se produce un aumento en el tiempo de espera para una  primera consulta psiquiátrica y disminuye la cantidad personas en tratamiento? Entre los años 2004 y 2012 se ha constatado una disminución de médicos capacitados en salud mental (23,1% a 18,6%) y en el porcentaje de centros con al menos un médico capacitado.

La calidad de la atención también puede estar reflejada en el mayor empleo de medidas de privación de libertad en la atención de personas con enfermedad mental (hospitalizaciones involuntarias, contención física y reclusión en salas de aislamiento).

Una explicación puede ser que las situaciones clínicas son cada vez más graves, tanto por el aumento de las personas enfermas, como por el retraso en la atención o en la capacidad resolutiva de los equipos de salud. Seguramente, también puede tener relación con la calidad de la atención: nuestro país no está cumpliendo con la  Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, ratificada por Chile el año 2008.

Patologías mentales garantizadas por el AUGE

De las 80 patologías garantizadas en AUGE-GES, solo 4 son de salud mental: esquizofrenia, depresión, enfermedad bipolar y adicciones en jóvenes. Por otra parte, los problemas de salud psíquica constituyen la principal fuente de carga de enfermedad. El 23 % de los años de vida perdidos por discapacidad o muerte prematura están determinados por causas psiquiátricas. Se estima que el año 2020 se van perder más de 1 millón de años, casi el doble respecto de las enfermedades cardiovasculares y casi tres veces más que el cáncer. El gran impacto de las enfermedades psíquicas es reconocido desde mucho tiempo. La mortalidad general disminuye de manera persistente desde los años 60, pero la mortalidad por suicidio se eleva desde los 90′: se ha duplicado.

Actualmente, tenemos una tasa de 13 suicidio por 100 mil habitantes y es más elevada  que el promedio de la OECD y en Chile se observó el mayor aumentó después de Corea del Sur.

En la década de los años 90 un estudio en varios países evidenció que en los consultorios de Santiago el 29 % de las personas que se atendían sufrían depresión, muy por encima del promedio internacional de 10%.

Los recursos disponibles para enfrentar estas patologías son reducidos. Los países OECD tienen en promedio 15 psiquiatras por 100.000 habitantes, en Chile son 7.  Además, existe una carencia muy significativa de otros profesionales con formación en salud mental. La falta de profesionales se traduce en escasa cantidad de atenciones: el año 2012 se realizaron 89 consultas por cada 1000 habitantes, mientras en Finlandia son  419 consultas anuales por 1000 habitantes. Según OECD, en Chile se emplean menos de 20 dosis diarias de antidepresivo por 1.000 personas diarias, en los países OECD es más del doble. En promedio, los países  OECD tiene siete veces más camas psiquiátricas por habitantes que Chile.

Cuánto gasta nuestro país en salud mental

Si bien el gasto global en salud ha aumentado gradualmente, desde 6,4% del PIB el año 2000 hasta 7,4 % el año 2014 ¿por qué el porcentaje del presupuesto del sistema público de salud destinado a salud mental se mantiene establemente reducido?: 2,14% el año 2004 y 2,16% el año 2012. Cifras que están lejos de muchos países en América, como Uruguay y Costa Rica (8%), y muy por debajo de países desarrollados como Suecia y Nueva Zelanda (11%).

¿Qué ocurrió con el aumento al doble de los suicidios? En el último decenio murieron más de 2.000 personas anualmente por suicidio y sufrieron diversas lesiones alrededor de 40.000 personas por año debido a intentos suicidas.

¿Los sistemas de salud pública y privada han realizado acciones? ¿Se habrían tomado medidas si las muertes por infarto miocárdico o por tuberculosis se hubieran duplicado en un cierto periodo? La respuesta no tiene lugar a dudas: conseguir solución de manera rápida y eficaz.

¿Cómo vamos enfrentar el estado de la salud psíquica de nuestro país? Me parece que una de las maneras es abordar el estigma de la enfermedad mental, que conduce a la discriminación social y a la mezquindad de los recursos económicos. La labor pude ser emprendida por las Sociedades Científicas ligadas a la enfermedad psíquica, los Departamentos Universitarios de Psiquiatría, las Asociaciones de Pacientes y Familiares (muy escasas) y, sobre todo, otorgar al Departamento de Salud Mental del MINSAL recursos profesionales y presupuestarios, incluida la evaluación de sus acciones.

Dr. Pedro Retamal C.
Departamento Psiquiatría Campus Oriente.
Facultad de Medicina Universidad de Chile