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Impacto y costo de la depresión (parte 2)

Al parecer, el impacto de la depresión en la pérdida del empleo, comparada con el efecto de la cesantía sobre la depresión es menos importante, no así en los países de altos ingresos. La disfunción conyugal induce depresión, pero también al revés. Si bien las enfermedades psíquicas se asocian con violencia familiar, en el caso de la depresión sería más bien un marcador de riesgo que un factor causal, puesto que al separar la depresión de su comorbilidad con abuso de drogas y alteraciones conductuales desaparece la relación con violencia conyugal. En relación a la actividad laboral no solo existe ausentismo también disminuye la productividad, estimándose ente 30 y 50 mil millones de dólares las pérdidas anuales en USA.

Los ingresos y sueldos se comprometen recíprocamente con depresión , pero se sabe que los síntomas depresivos precoces conllevan menoscabo en la vida adulta y por otra parte se sabe que el desempleo se asocia con aumento de las tasas de suicidio.

Hijos de madres depresivas tienen comportamiento más tímido y de mayor aislamiento social, nivel alto de conducta inadecuada y desafiante, poca atención, bajo nivel de comprensión y creatividad, así como falta de conexión con el profesor que niños controles. Además ánimo depresivo, ideas de muerte, anhedonia y preocupación somática son más frecuentes en niños con un padre deprimido. Las madres con depresión exhiben “ausentismo” y abandono de los cuidados del hijo.

Estudios longitudinales han demostrado que es un predictor de inicio de ECV, infarto miocardio, accidente cerebrovacular, talvez provocados por hábitos poco saludables tabaquismo, sedentarismo, alcohol, etc., de obesidad asociadas con desregulaciones neurobiológicas, inmunológicas e inflamatorias y mala adherencia a tratamientos. Por otra parte la depresión empeora el pronóstico de la patología física.

Pero no solo aumenta la morbilidad. Las personas con depresión severa mueren prematuramente y no solo por suicidio, sufren eventos cardiacos más severos y tempranos, doble riesgo de alteraciones cardiacas por 1 o 2 años después del infarto, Algunos médicos son reacios a tratar la depresión en pacientes con ECV porque piensan que después de un infarto es una reacción “normal”. Sin embargo, en muchos casos la depresión puede ocurrir antes y continuar después del infarto.

Dr. Pedro Retamal C.
Profesor Asociado de Psiquiatría.
Facultad de Medicina. Universidad de Chile